jueves, 4 de junio de 2015

El proceso de comparación en la enseñanza y aprendizaje

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán

El proceso de comparación
en la enseñanza y aprendizaje

Licenciatura en Enseñanza de Inglés (LEI)
Semestre 2013-1

Materia: Psicolingüística

Alumno: Omar García Pérez

21 / Septiembre / 12


Introducción
Desde principios de la humanidad, el  proceso mental de la comparación ha jugado un papel muy importante en el pensamiento cognoscitivo del ser humano. Durante el transcurso de la historia, éste ha  sido usado más frecuentemente de lo que se cree, y se le ha dado aplicación de numerosas formas, ayudando por una parte a la instrucción y adquisición de nuevos conocimientos, y así mismo, a la comprensión significativa de múltiples fenómenos.
En las culturas más antiguas, la evidencia de la aplicación de este proceso mental es muy notable al revisar sus registros históricos, sus escritos y otros elementos culturales. Uno de ellos son los proverbios, los cuáles se han infundido en numerosas sociedades y a menudo han sido tomados de lenguas y culturas similares. Los proverbios se han hecho con el fin de inculcar, en un contexto de aprendizaje ético, una enseñanza de relevancia moral por medio de un ejercicio de comparación. Un ejemplo se halla en la Biblia hebrea, en el Libro de Proverbios y las parábolas incluidas en la misma;  las palabras “proverbio” y “parábola” provienen directamente del vocablo hebreo “mashal” (מָשַׁל), que significa “comparación” o  "semejanza", Encyclopædia Britannica (2012). El antropólogo Ricœur (2001:42) es de esta postura al decir que el proverbio es una comparación entre dos órdenes de cosas; lo mismo expone Spurzheim en su obra (1832: 354) donde aseguraba que “la comparación es el origen de los proverbios” que transmiten enseñanzas en expresiones figuradas. En su análisis cognoscitivo de estos proverbios mediorientales, Fontaine (en Honeck 1997:26) considera que una función fundamental de ellos era difundir el potencial de una postura, y aclaración en situaciones de conocimiento ambiguas, inciertas o confusas. En la misma línea de pensamiento, Sampson (2005:150) asegura que el proverbio buscaba revelar un aspecto fundamental de la verdadera naturaleza de una cosa, por medio de la comparación con otra. Los proverbios junto con las parábolas, las metáforas, los refranes, etc., son ejemplos universales que hacen denotar el sentido en el que el pensamiento de la mente humana presentaba un proceso cognoscitivo de comparación desde tiempos ancestrales, siendo usado desde entonces con el fin de inculcar una enseñanza en particular y esclarecer diversos conocimientos sobre un tema.
Dada su importancia y concurrencia en la mente, no es de sorprenderse que hasta hoy en día, la comparación siga teniendo un papel elemental en la vida diaria en todas las áreas de conocimiento, usado particularmente en el contexto educativo para mejorar y aumentar la abstracción y asimilación de múltiples tareas, conceptos específicos y refinar la percepción de los mismos con el objeto de lograr un mejor entendimiento y aprendizaje de cierta materia por parte de los estudiantes.
Este proceso mental se ha ocupado para mejorar tanto la comprensión del mundo que rodea a los seres humanos, como la adquisición de nuevos conocimientos, nuevas habilidades, y el desarrollo de avances tecnológicos. Por ello, entre otras razones, se ha investigado en el área de la neurociencia y la psicolingüística, y ha sido incorporado como un proceso consciente de utilidad pedagógica para la facilitación del estudio en las aulas educativas, incluyendo aquellas dedicadas a la enseñanza de idiomas. Lingüistas como Langacker (en Croft, 2008:82) consideran que la comparación constituye una operación cognitiva fundamental en este sentido.
En este ensayo se explorará precisamente el proceso de comparación con un enfoque en el fenómeno lingüístico en su faceta pedagógica, específicamente en la adquisición de una lengua. Para ello, primero se dará la definición de la comparación y sus respectivas características, describiendo en lo que consiste la comparación, analizando cuáles son sus aspectos y examinando el punto de relación que tiene con otros procesos mentales.
También se indagará en cuáles serían algunas de las ventajas y desventajas que la práctica de este proceso cognitivo puede brindarle al estudiante, y cuáles son sus efectos positivos, tanto para el ejercicio de la docencia, como para el aprendizaje del alumno que adquiere una lengua, y en general, cómo puede enriquecer el proceso educativo este proceso mental.

Capítulo 1.    
¿Qué es la comparación?  
Una de las definiciones más concretas y convencionales para explicar el significado de la comparación la conceptualiza como “el proceso de identificar y articular las semejanzas y diferencias entre dos cosas o fenómenos” (Marzano, 2005: 119). La RAE (2012) define ‘comparar’ como “fijar la atención en dos o más objetos para descubrir sus relaciones o estimar sus diferencias o semejanza”. Por su parte, Sarmiento (2003: 123), la precisa como la operación mental que se efectúa cuando se hallan semejanzas o diferencias entre las cosas, se identifican o reconocen diversas partes de un todo y se constituye una nueva perspectiva de ellas. Esto último se debe a la consideración de que no sólo se trata de comparar fenómenos entre sí, sino también el conocimiento previo que se posee sobre ellos. En general, la mayoría de las definiciones no varían mucho y siempre mantienen la misma idea de un estudio simultáneo de dos o más fenómenos describiendo una serie de similitudes y divergencias.  

¿Cómo se hace la comparación?  
Este proceso cognitivo se realiza estableciendo primero una determinada relación entre los puntos característicos de dos o más fenómenos. Las cosas se comparan por uno u otro aspecto o cualidad, o por una u otra particularidad, ya sea forma, construcción, etc. (ibíd.).            
Castañeda (2007:12) habla de la comparación como un proceso en el que se establecen semejanzas y diferencias entre las características de dos objetos o situaciones, considerando que pertenecen a una misma variable o una misma categoría, por ejemplo: sexo, edad, color, etc., (varían y tienen diferentes valores). Todo esto implica un procesamiento continuo de la información y también va muy relacionado con el proceso de categorización y clasificación
, puesto que las características que se reconocen con la comparación se conectan mediante una proposición que establece un nexo entre ellas. Además se determinan puntos en los que los fenómenos son iguales o parecidos, o bien, contrastantes u opuestos.

La comparación analítica y su relación con otros procesos mentales.           
Comparar no sólo implica un proceso de análisis desde el principio, sino una profundización analítica gradual durante todo el transcurso de estudio. Cuando es así se puede decir que la comparación de dos fenómenos es una comparación analítica Coller (en Tójar, 2006: 118) habla de ésta como aquella en la que el investigador observa y compara casos; cuando es por similitudes, estudiando los fenómenos a partir de una variable en común (convergencia), cuando es por diferencias, buscando y encontrando explicaciones a las diferencias que se producen en cada caso (divergencia). Este último aspecto de la comparación analítica  demuestra la incorporación al proceso comparativo, no sólo del proceso de análisis, sino también de analogía, de hecho, desde el siglo XVIII, los frenologistas ya le atribuían gran importancia a la comparación, y destacaban la necesidad de ella  para desarrollar una percepción adecuada de analogías (Spurzheim, 1832: 354).          
La comparación también va de la mano de la observación continua de un fenómeno para examinar sus características. Otra cualidad de la comparación analítica es que implica en muchos sentidos un proceso de categorización o clasificación, lo que a su vez requiere de un buen análisis y racionalización de los contenidos. Además, Sarmiento considera que la comparación es “una premisa indispensable para la generalización" (2003: 124), debido a que el sujeto, al comparar los objetos y fenómenos de la realidad, puede establecer cuáles son sus aspectos generales y reunirlos mentalmente bajo una misma idea (se les puede generalizar).

Falibilidad y efectividad de la comparación.
Cuando la comparación es usada de forma correcta no se realiza una descripción o análisis arbitrario, ni una observación frívola o superficial; por el contrario, un proceso comparativo bien realizado debe aplicar un análisis prudente y cuidadoso, con un entendimiento verdadero de los fenómenos estudiados, bajo una percepción adecuada de sus aspectos característicos. Al  aplicar la comparación secuencial, si los fenómenos a comparar no se entienden realmente bien, a menudo, el individuo puede llegar a realizar una comparación específica (partiendo de un punto de vista anterior) errónea, por ello, es importante que se sepa cuando, cómo y porqué usar ese proceso mental aplicado en actividades de trabajo. Lo ideal sería asegurarse de que se parte de una concepción correcta del conocimiento, o de un esquema de ideas que no sea erróneo, y debe cuidarse a que no se malinterpreten los fenómenos estudiados, porque si se llega realizar un proceso comparativo-analítico erróneo o incorrecto basado en presunciones o supuestos falibles, se puede afectar el aprendizaje (Bigler, 1996: 100), Este proceso permite la depuración del aprendizaje y un desarrollo de la “comprensión a profundidad”, que según Marzano (2005: 1) se desarrolla al “hacer nuevas distinciones, aclarar los malos entendidos y llegar a conclusiones” aplicando procesos de razonamiento. Si se hace una comparación sin conocer verdaderamente las características reales de los fenómenos, o asociándolas a otro tipo de fenómenos de una forma equívoca, la generalización puede fallar. Por eso se podría considerar que para que haya una comparación eficaz y verdadera, deben conocerse las características de los fenómenos de una forma clara, de otra forma el estudio podría obtener resultados erróneos provenientes de prejuicios o hipótesis fallidas. Por medio de la diferenciación en la comparación, se logra la corrección de perspectivas sobre conceptos y se evita la confusión. En síntesis, un análisis superficial conllevará a un proceso de comparación superficial, y por tanto a un aprendizaje superficial y falible; si el proceso de comparación es abstraído con una interpretación de fenómenos errónea y no hay una corrección de los conocimientos, la abstracción será defectuosa y el entendimiento, escaso. Cuando los fenómenos comparados son malentendidos, confundidos, o malinterpretados, el proceso de comparación será deficiente; en cambio, cuando los fenómenos comparados son entendidos y comprendidos en forma verdadera, el proceso de comparación será eficiente. De ahí la importancia de destacar el papel de la comparación analítica.  La comparación secuencial que, según Borja, consiste en comparar nuevos conceptos con otros aprendidos anteriormente, tiene una gran ventaja sólo en caso de que los conocimientos de la materia hayan sido explorados y comprendidos verdaderamente, y asimilados de la forma correcta, pues así se pueden prevenir errores futuros en la práctica del conocimiento. Por otra parte, ésta puede representar una desventaja en el aprendizaje si los conocimientos asimilados previamente fueron mal interpretados o mal asimilados, aunque el individuo piense lo contrario.

Capítulo 2: La comparación en el proceso educativo.
Como se había dicho, la comparación es un proceso cognitivo fundamental en el ámbito educativo. Marzano (2005: 119) considera que éste “es probablemente, el proceso de razonamiento de uso más común en las aulas de prescolar a preparatoria”, sin embargo, también hay gran racionalidad en aplicarlo a nivel superior y en otras áreas, ya que facilita la construcción, asimilación y apropiación de cualquier contenido temático (Ortiz, 2009: 56).
En lo que respecta a la enseñanza de una segunda lengua, es evidente que el objeto directo de comparación son las lenguas mismas, comprendiendo un proceso en el que se buscan estudiar las semejanzas y diferencias entre, por ejemplo, una segunda lengua que está en proceso de adquisición, y la lengua materna o una lengua adquirida previamente.           
Una comparación analítica eficiente, se enfocaría al estudio de las simetrías y diferencias de los sistemas gramáticos, fonológicos, morfosintácticos, y semánticos de ambas lenguas. Esto es conocido como lingüística contrastiva (Alcaraz, 1996:299) que tiene como base, la comparación, y que tiende a mejorar las técnicas de enseñanza de una lengua, previniendo, corrigiendo y tratando de separar aspectos entre ambas. Esta temática tendrá dos tipos de beneficiarios: para el docente que imparte la enseñanza lingüística, la finalidad de que la comparación le permita identificar la problemática, o el punto de confusión de los estudiantes sobre los fenómenos comparado y pueda proceder a buscar la solución para los problemas de aprendizaje, por ejemplo, la elaboración de dinámicas o estrategias didácticas. Debido a que la lingüística contrastiva sirve de auxiliar al profesor para buscar los aspectos comunes y diversos de las lenguas, también representa un intento de ayudar al estudiante o adquisidor del idioma por la misma razón. Por su puesto, las características comunes entre lenguas no siempre son de fácil aprendizaje y esta tarea se lleva a cabo más por académicos y lingüísticas generalmente, aunque también por los alumnos como una estrategia menor de aprendizaje.

La comparación hacia la elección preferencial de modelos.
Ya que el conocimiento del individuo cambia y puede definirse o redefinirse después del proceso comparativo, esto puede ayudar a la elección o el rechazo de un modelo con respecto a otro. Por ejemplo, en lo que respecta a percepciones, un proverbio de naturaleza comparativa establece que “la situación A es mejor que la situación B”; en el caso de modelos o teorías explicativas, un ejemplo podría estipular que “el modelo ‘D’ es mejor que la teoría ‘E’”. En esto es notable que la comparación puede conducir o guiar a la elección preferencial de una u otra explicación, o fenómeno de forma sustentada en un análisis comparativo previamente realizado, habiendo examinado todas sus variables. Así, el individuo podrá elegir mejor a que modelo explicativo inclinarse, y a cuál no, descartar alguno y preferir otro. Esto se conoce como “perspectivismo”, la contraposición o comparación de perspectivas. Pozo (2006:428) considera que es un requisito para la re-descripción de teorías.

La importancia para el docente
La importancia del perspectivismo para el docente es que el proceso de comparación le permite desarrollar un proceso preferencial después de un análisis comparativo, se pueden tener más bases para elegir entre dos o más opciones de modelos educativos, por ejemplo: cuál es el que mejor puede ser aplicado al curso, o cuál es la mejor estrategia educativa para aplicar en cierto nivel educativo, o cuáles son las dinámicas o técnicas de trabajo que se acoplan o ajustan mejor a los objetivos que busca el programa educacional. Seymour (2001: 64) explora esto cuando asegura que el análisis de la realización de una estrategia consiste en comparar el comportamiento de un sujeto con una serie de estrategias.          
Por otro lado, ayuda al profesor a darse cuenta de que tanto ha asimilado el grupo los contenidos e identificar si los contenidos que se han visto fueron bien comprendidos, o se tendrá que hacer una revisión de los mismos, y así se facilita la evaluación escolar que técnicamente aplica el principio de comparar los resultados de distintos fenómenos o respuestas en relación a un esquema o marco de referencia que se desea aprender, en otras palabras: “comparar lo que el alumno sabe, con lo que el alumno “tiene que saber” (Pozo, 2006: 125). Castañeda (2007:12) habla de la comparación como una de las “operaciones complejas” esenciales que permiten consolidar el pensamiento abstracto por medio de actividades.

La importancia para el alumnado.
El uso de la comparación en la evaluación también puede ser aplicada por el mismo alumno a sí mismo como un ejercicio de autoevaluación en el que se pueda dar cuenta el mismo de lo que piensa y compararlo con otras explicaciones o modelos (ídem: 183). En el caso de la adquisición específica de la lengua, se puede facilitar la adquisición de un conocimiento en gran manera, ¿pero cómo es que la diferenciación de dos lenguas ayuda o mejora el aprendizaje de una de ellas?; pues bien, el usar un proceso comparativo, en general, ayuda a mejorar la abstracción y la comprensión de un tema de múltiples formas, algunas de las cuáles son:

1. La memorización de vocabulario: La comparación entre vocablos de los dos idiomas puede ayudar en gran manera a la memorización. La comparación y la búsqueda de palabras similares entre una lengua y otra es una de las claves del sistema que Ramón Campayo, quien posee más de 50 récords mundiales de memorización, promueve para la adquisición rápida de una lengua. En este sentido, el parecido de las palabras, y la comparación de imágenes mentales de un concepto con otro, puede ser usada como en una especie de mnemotecnia.
2. Aprendizaje  e integración grupal.  Es una buena idea realizar trabajos o actividades grupales que consistan en la comparación de fenómenos un tema, lo que además de favorecer las relaciones interpersonales y la integración grupal, va a y discusión grupal ayuda a que el trabajo sea enriquecido con distintos puntos analíticos.    
3. Corrección y progreso del aprendizaje. Al alumno le ayuda a corregir conceptos erróneos que se tenía antes sobre un tema, por ejemplo, la estructura sintáctica de una oración en cierto tiempo verbal.        
4. Pronunciación. Para aprender la pronunciación de fonemas parecidos, la comparación de un fonema del inglés, con su equivalente en el español, pueden ayudar a depurar la pronunciación, haciendo una comparación entre la forma que se perciben en español y la forma en que realmente se tienen que decir en inglés.

Conclusiones
Se ha visto que la comparación es un elemento básico e inseparable del proceso de aprendizaje. Sus grandes utilidades y beneficios van desde la comprensión a profundidad del conocimiento, la corrección y aclaración del mismo. Es útil tanto para conocimientos concretos y metódicos del lenguaje, y por tanto, la utilización de este ayudará a progresar el estudio de una lengua, y sin duda alguna, fungirá como una forma de estimular la asimilación del idioma en muchos sentidos, y podrá determinar que el aprendizaje significativo pueda lograrse.
Es por ello que se insiste en la importancia de promover su utilización  de forma sistemática, organizada y consciente para mejorar el estudio y todos sus aspectos derivativos, de una forma mucho más eficaz.
La comparación es uno de los procesos mentales más relevantes para enseñar y aprender aspectos elementales de la lengua, al igual que se ha ocupado para y mejorar la comprensión del mundo que nos rodea, adquirir nuevos conocimientos, habilidades, y avances en la adquisición de una segunda lengua.

Bibliografía
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  • TÓJAR, Juan Carlos Hurtado (2006), Investigación cualitativa: Comprender y actuar, Madrid, Editorial La Muralla

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