lunes, 4 de noviembre de 2013

¿Porqué compartir mis tareas y trabajos?

Ya había estado rondando por bastante tiempo en mi cabeza la idea de compartir mis tareas, sobre todo porque me he hecho la pregunta: ¿De que me serviría guardar mis tareas en una caja, o esconder en mi computadora trabajos que me costaron tanto tiempo, esfuerzo y, en ocasiones, noches de desvelo?  

Hace poco llegaron a mí unas sabias palabras que se hallan en una versión comentada de la Biblia Hebrea, donde se escribe:
"In vain have you acquired knowledge
 if you have not imparted it to others." 
En español:

"En vano haz adquirido conocimiento 
si no lo has compartido a otros"


Habiendo, pues, creído en esta enseñanza, me he dispuesto a compartir un par de trabajos y tareas que he hecho a lo largo de mis cursos y mi carrera sobre temas relacionados con el inglés y el lenguaje. 

El propósito no es poner estos trabajos en la red para que otros plagien el contenido, sino para compartir conocimientos y cosas que he aprendido en mis clases, que tal vez a alguien le puedan servir para comparar perspectivas. Aunque no es la gran cosa, considero que algunos ensayos o reportes podrían resultar de interés a alguien, o servirle de utilidad a otra persona, así que con mucho gusto los comparto. :)


Dios los bendiga.

Aya Matsuda: Incorporando lenguas inglesas mundiales en la enseñanzas del inglés como lengua internacional

Reporte de lectura del artículo de Aya Matsuda (2003): 
“Incorporating World Englishes in teaching English as an international language”

Autor: Omar García (2012)
Materia: Sociolingüística (con la profesora Patricia Andrew Zurlinden)



El documento de la profesora Matsuda presenta una postura que propugna el estudio de los World Englishes, es decir, de las múltiples variedades del inglés en el mundo. La idea principal enfatiza la necesidad de incorporar a los programas de estudio las diversas variantes lingüísticas del inglés, las cuáles considera dignas de ser aceptadas y estudiadas. Esto gira en torno a la defensa derecho de apropiación del inglés por parte de los aprendientes.

Matsuda presenta diversos argumentos  que dan sustento a sus afirmaciones. Primero reflexiona sobre la incoherencia entre el currículum y la práctica real en las aulas de enseñanza de segundas lenguas. Por un lado,  si los estudiantes consideran al inglés como un medio para incrementar sus oportunidades profesionales y abrir puertas a otras partes del mundo, ésta lengua tendría que ser enseñada y aprendida, en efecto, como una lengua internacional. Por otro lado, si una propuesta curricular o plan de estudio determinado establece la enseñanza de un inglés inteligible o estándar, los libros de texto y otros materiales escolares tendrían que incluir otras variantes lingüísticas del inglés además de la estadounidense o la británica, y examinar las que sean apropiadas en su contexto sociocultural. 

Ilustrando la situación, la autora señala el caso particular de Japón, explicando que, de acuerdo a los resultados de sus investigaciones, en el país, los planes de estudio y “todos” los libros de texto introductores del sistema educativo están basados exclusivamente en el inglés de Estados Unidos, contrario a los objetivos que se propone el currículum elaborado por el gobierno japonés. Retomando el modelo de Kachru (1985) sobre los círculos concéntricos del inglés, Matsuda explica cómo este problema se refleja en el hecho de que la mayoría de los materiales utilizados sólo contienen temas culturales de los países del círculo interno, y que la mayor parte de los libros presentan personajes en los que no hay conversaciones entre hablantes del círculo interno ni del círculo en expansión.

En este sentido, los problemas que se destacan son, por un lado, que el inglés se siga enseñando como un idioma que le pertenece a los países del círculo interno, y por otro lado, que la enseñanza se base exclusivamente en el inglés estadounidense o británico. Orientar todo el aprendizaje hacia el inglés de los países del círculo interno puede ser apropiado para programas que preparen a estudiantes que van a funcionar en esos países, pero inadecuado para un curso de inglés internacional. Por lo tanto, hay aspectos que deben cambiarse en cuanto a la forma en que el inglés, es visto y enseñado en países del círculo en expansión, como México. 

Evidentemente, el área sociolingüística en la que se ubica este estudio es el variacionismo, ya que en esencia se habla continuamente de considerar la enseñanza y el estudio de las múltiples variedades de inglés que existen en otros países, para llegar verdaderamente a conocer un inglés internacional. En cierta medida, el artículo también nos hace recordar el controvertido debate entre prescriptivismo y descriptivismo, en cuanto al derecho de normatividad proveniente de otros países de habla inglesa.

Si la propuesta del artículo se llevara a cabo de forma uniforme en el sistema educativo mexicano, las implicaciones que se tendrían serían muy diversas. En el caso de México, al analizar la situación sociocultural hay que admitir que las naciones comparten una frontera y existen muchos lazos diplomáticos y empresariales arraigadas con los Estados Unidos, y por lo tanto, la enseñanza del inglés está principalmente dirigida a esta variación. No obstante, esto no siempre es así, y hay muchas profesiones que están ligadas al inglés internacional, por lo cual en buena medida la aplicación parcial de la propuesta de Matsuda sí sería útil, y posible mediante la integración de más variedades lingüísticas del inglés a los materiales de texto y a los recursos auditivos . 

Adicionalmente, se podría pensar que esto tendría un impacto positivo en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, pues al escuchar otras formas de pronunciación de hablantes de origen británico, asiático, latino, medio-oriental y de otros países europeos, el estudiante podría familiarizarse más con los aspectos estándar de la lengua. También facilitaría la comprensión auditiva y a la vez ayudaría en el aspecto fonético-fonológico, demostrando que el acento no tiene que ser exactamente idéntico al de los hablantes nativos, para ser correcto. Finalmente, y lo más importante, llevaría a la interiorización (o “apropiación”) del idioma, en el entendido de que el inglés puede ser de cualquier hablante que lo conozca y use con efectividad. 

Bibliografía:
  • Matsuda, Aya (2003), Incorporating World Englishes in teaching English as an international language. TESOL Quarterly 37, págs. 719-729.